de retornos

27 marzo, 2007

Cinco años más tarde y ahora convertida en madre amantísima, una de las diosas de la modernidad -y cada cual cuente las que quiera- nos vuelve a permitir contemplar, escuchar y disfrutar de esa parte única e irrepetible de si misma que ya echábamos en falta.

Y, tras este -excesivo- paréntesis, podría parecer mentira pero nada de lo bueno ha cambiado, lo poco criticable ha pasado a ser entrañable y las no excesivas novedades se diluyen ante la personalidad y el -ahora ya sí- estilo inconfundible de quien fue, al menos, el 50% de «Everithing but the girl» -EBTG-.

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Dicen, quienes gustan de la historia, que este segundo trabajo en solitario de Tracey Thorn es claramente superior al tan encantador como lejano «A distant shore». Para mi, los 25 años que separan uno y otro no permiten demasiadas comparaciones. Tal vez, si habláramos de la historia del personaje, del grupo, o de la música popular a caballo entre finales del XX y principios del XXI, podríamos establecer un cierto paralelismo; el mismo que tiene un prefacio con un epílogo. Un epílogo que pudiera ser un preámbulo para un nuevo capítulo o una nueva historia. En cualquier caso, un punto y aparte que contempla todas la letras y espacios, palabra y frases, párrafos y páginas escritas anteriormente. Todo es nuevo, pero no novedoso.

Hablar de Tracey Thorn es hablar de calidad, de elegancia y de estilo aplicados a músicas y ritmos tan dispares como el folk, jazz, musical, club o la electrónica en general. Y es, también, hablar de bandas tan trascendentes como la ya citada EBTG o Massive Attack, The Style Council, The Go-Betweens, Working Week o Lloyd Cole and the Commotions. No es este un mal bagaje para reiniciar una carrera en solitario tras el definitivo cierre de su sociedad con el otro «al menos 50%» de EBTG; Ben Watt.

Han transcurrido más de 25 años desde la edición de su primer álbum y tras este largo -y a veces complejo- periplo musical y vital hoy nos encontramos frente a «Out of the woods», el trabajo que hoy ocupa este comentario. Once temas resplandecientes que alternan los ritmos bailables con baladas, pero siempre bajo el característico toque personal y el intimismo de la autora e intérprete.

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Tracey Thorn & Ben Watt en la última época de «Everything but the girl»

El álbum se abre con un par de espléndidas baladas –«Here it comes again» y «A/Z»– que alternan los susurros y los arreglos de cuerda con la electrónica a «mezzo tempo». El corte siguiente –«It’s all true»– ha sido seleccionado como primer single y evoca los sonidos más bailables de la etapa de EBTG en un ambiente claramente retro-dancing. «Get around to it», el siguiente corte, comienza a mostrar las «nuevas» -por novedosas- tendencias o preferencias de la artista; un poco más de «setenteo», claras reminiscencias funky-soul y guiños a los más sofisticados de los sonidos a lo Roxy Music. Nuevo corte y nuevo cambio de ritmo con «Hands up to the ceiling«, una balada de aires post folk en la que el potencial vocal de Tracey queda una vez más demostrado. «Easy» es uno de mis cortes preferidos; voz, teclados, ambiente, ritmos sincopados y mucha intencionalidad; una especie de homenaje a Massive Attack. Nuevo cambio de ritmo en un claro descenso a través de «Falling off a log«, otro tema en mezzo tempo de aire claramente menos obsesivo, y «Nowhere near», otra indescriptible balada que recuerda algunos trabajos británicos de finales de los 70 -una vez más-.

El álbum se cierra con el terceto «Grand Canyon», el corte que más recuerda a la etapa «club» de EBTG, «By Picadilly Station I sat down and wept» una agradable, fácil y optimista balada y, por último, «Raise The Roof» un híbrido entre la voz Annie Lennox de Eurythmics -es realmente sorprendente cómo puede llegar a parecerse- y el inicio «Radio Ga-Ga» de Queen. A mi entender el único corte realmente prescindible de lo que, por lo demás, es un espléndido trabajo. Bienvenida de nuevo, Tracey, y que ustedes lo disfruten.

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Obviamente, el retorno no es sólo el de Tracey Thorn. Tras unas semanas de intensa actividad laboral he conseguido hacer un pequeño hueco para dedicarlo a comentar una de las novedades más esperadas y agradables de los últimos tiempos. Espero, en breve, poder normalizar la frecuencia de mis colaboraciones y mientras tanto no me queda si no agradeceros vuestra paciencia. Cuidaos.